La katana ha sido mucho más que una simple arma: es un símbolo de honor y destreza; una tradición que se remonta a la época de los samurai en Japón.
Cada espada es única y su veneración no solo radica en su belleza, sino también en su funcionalidad y en el profundo respeto que merece. Para quienes tenéis el privilegio de poseer una, es sabido que su estética y significado van más allá de lo material, sin embargo, esta posesión conlleva una gran responsabilidad.
Cuidarla adecuadamente es un arte en sí mismo, así que os invitamos a descubrir cómo mantener vuestra katana en perfecto estado, asegurando tanto su longevidad, como vuestra seguridad.

Limpieza de la Katana
Para preservar la integridad de una katana, es necesaria una rutina de limpieza regular. Si se le da uso, es fundamental limpiarla inmediatamente después para asegurarse que no queden rastros de humedad o suciedad que puedan dañar la hoja. De lo contrario, es recomendable hacerlo aproximadamente cada 3 meses.
Lo ideal es utilizar un kit de limpieza de katana, para eliminar tanto el aceite viejo como cualquier residuo en la hoja. Y se puede hacer una limpieza superficial (sólo de la hoja) o una profunda, desmontando la katana.
Además, es necesario reaceitar la hoja después de su uso y, en caso de no ser utilizada, al menos una vez al mes.
Para desmontar la katana se desenrosca la parte superior del martillo que incluye el kit de limpieza y se usa esta para empujar los pasadores de madera (o bambú), apoyando un extremo sobre estos y golpeando el otro con el mencionado martillo. (Esta herramienta puede reemplazarse por una pieza pequeña, plana, para evitar que se clave en el pasador y sólo lo empuje, y otro instrumento que sirva para golpearlo).
Una vez retirados los dos pasadores es posible sacar la empuñadura, para lo que se puede jalar esta hacia atrás mientras se usa la guarda para empujar suavemente en la dirección contraria, manteniendo cuidado de no sujetar o rozar la hoja. Luego, se pueden retirar las partes consecutivas que se encuentran calzadas siguiendo a la empuñadura.
Para limpiarla, en caso de tener aceite sobre la hoja se debe pasar primeramente un trapo para quitarlo. Luego, con una bola de Uchiko, una especie de bolsita sujeta con “un palito”, que contiene un polvo especial para un pulido sutil y la eliminación de residuos, se comienzan a dar pequeños y suaves golpecitos, sujetándola por el palito, a lo largo de la hoja, de modo que el polvo vaya quedando esparcido por esta.
Una vez que se ha esparcido por toda la hoja, se toma un paño de papel de arroz (aunque puede ser reemplazado por algún otro papel) pasándolo por la hoja, doblado en la parte de esta que no tiene filo, con movimientos uniformes, siempre desde la parte de la empuñadura hacia la punta.
Posteriormente, se puede proceder a aceitarla. El Kit de limpieza trae ya un aceite vegetal especial, pero otros también pueden servir, preferentemente, aquellos que no sean extremadamente líquidos.
Se coloca un poco de este en un paño de microfibra y luego se esparce por la hoja, desde el inicio hacia la punta, con movimientos cuidados, pudiendo esparcirse desde la zona que no tiene filo hacia este; dejando una capa homogénea y no demasiado cargada.
Para montarla nuevamente simplemente se deben colocar las partes en el orden inverso al que fueron retirados. La espiga (la parte que continúa de la hoja y calza en el mango) debe quedar perfectamente calzada para poder colocar los pasadores.
Desmontarla permite llegar a la totalidad de la hoja y, con las partes separadas puede observarse que estas no tengan polvos u otros residuos, sin embargo, si bien es necesario limpiarla tras cada uso y periódicamente para su mantenimiento, al igual que a la hora de aceitarla, no es necesario que se desmonte cada vez, y puede realizarse el pertinente cuidado a la hoja sin necesidad de esto…
La humedad puede provocar oxidación, mientras que las impurezas pueden dañar el acero, por ello es tan importante su adecuado mantenimiento. Además, es claramente necesario asegúrate de no tocar el filo con las manos en ningún momento, ya que los aceites naturales de la piel pueden afectar la superficie de la espada, al igual que un movimiento descuidado puede causar profundas heridas. Es recomendable utilizar siempre guantes y un paño de algodón o seda.
Por otro lado, la limpieza de la vaina, que es generalmente de madera o cuero, debe hacerse con un paño seco, evitando productos químicos que puedan dañar el acabado.

Kit de Limpieza
Normalmente incluyen:
Aceite de choji o aceite vegetal.
Una bola de uchiko
Un martillo de latón
Paños de limpieza (de microfibra y de papel de arroz)
Algunos incluyen pasadores de repuesto (clavijas de bambú o madera)
Ubicación y Almacenamiento
El lugar donde guardéis una katana es crucial para su conservación. Lo ideal es elegir un sitio lejos de la luz solar directa y sin cambios bruscos de temperatura. También evitar la humedad excesiva, y procurar que el ambiente no sea demasiado seco, además de mantenerla dónde no corra riesgo de caer.
Lo habitual es usar un soporte vertical para exhibirla, o colocarla sobre una superficie suave, como la tela de algodón, para evitar que se raye. Si decidís guardarla en su vaina, aseguraos primero que la hoja esté completamente seca.
Es conveniente siempre dejar el filo hacia arriba, de forma que, si quedara algún exceso de aceite en ella, escurra lejos de este.
Cuidar de una katana no es solo un deber; es un compromiso con su legado y valía. Una forma de honrar la historia y la artesanía que hay detrás de cada hoja.
Al seguir estos cuidados y precauciones, no solo protegéis vuestra inversión, sino que también os volvéis custodio de una herencia cultural que merece ser preservada.
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También podéis encontrar un vídeo sobre la conservación de las espadas aquí.