La muerte de Dame Maggie Smith, el 27 de septiembre de 2024, marca el final de una era en el teatro y el cine británico. A los 89 años, Smith deja atrás un legado artístico inmenso, reconocido tanto por su impecable versatilidad como por su capacidad de dotar de profundidad emocional a los personajes que interpretaba. Con una carrera que abarcó más de seis décadas, su fallecimiento ha conmocionado a la comunidad artística y a los millones de fans que la admiraban.
Un legado en teatro y cine
Maggie Smith, nacida en Essex en 1934, comenzó su carrera en el teatro a los 17 años, trabajando inicialmente en el Oxford Playhouse. Aunque sus primeras funciones como asistente de escenario no eran precisamente glamorosas (como ella misma describió en más de una ocasión, “hacía interminables tazas de té y actuaba como sirvienta”), su pasión por la interpretación fue innegable desde el principio.
En 1956, dio el salto a Broadway con la obra New Faces of ’56, lo que la catapultó a una mayor notoriedad. Poco después, regresó a Londres para participar en producciones notables como The Private Ear and the Public Eye y, más adelante, fue invitada por el legendario Sir Laurence Olivier a unirse a su compañía en el National Theatre.
Fue en el teatro donde Smith desarrolló una destreza escénica incomparable. Entre los papeles más memorables de esa época destacan sus actuaciones en Mucho ruido y pocas nueces y El oficial reclutador, así como su icónica interpretación de Desdémona en Otelo junto a Olivier. Este último papel consolidó su reputación en el teatro y le abrió puertas en el cine, donde su talento seguiría brillando.
El éxito en el cine y los premios de la Academia
El cine fue el otro gran escenario de su vida. A finales de los años 60, Smith saltó a la fama internacional con la película The Prime of Miss Jean Brodie (1969), donde interpretó a una maestra carismática y algo manipuladora. Su interpretación le valió el Oscar a la Mejor Actriz, siendo el primero de dos premios de la Academia que ganaría a lo largo de su carrera. El segundo llegó en 1978 por California Suite, en la que interpretó a una actriz neurótica de Hollywood, llevándose el Oscar a la Mejor Actriz de Reparto.
Sin embargo, para muchas generaciones, su rostro quedó asociado de manera indeleble al de la severa pero justa Profesora Minerva McGonagall en la saga cinematográfica de Harry Potter. A lo largo de ocho películas, desde Harry Potter y la piedra filosofal (2001) hasta Harry Potter y las Reliquias de la Muerte (2011), Smith se convirtió en un símbolo de sabiduría y firmeza, ganándose el cariño de los fans más jóvenes. Esta nueva ola de popularidad no hizo sino confirmar su lugar como una de las actrices más queridas del cine contemporáneo.
Downton Abbey y su vigencia en la televisión
Durante los últimos años de su carrera, Smith continuó deslumbrando con su trabajo en televisión. Su papel como la mordaz Violet Crawley, la Condesa Viuda de Grantham en Downton Abbey, le valió una nueva legión de admiradores y múltiples premios, incluyendo varios premios Emmy. Con su ingenio mordaz y comentarios sarcásticos, Violet Crawley se convirtió en uno de los personajes más queridos y citados de la serie, una muestra de cómo Smith podía dotar de elegancia y humor incluso a los papeles más extravagantes.
Una vida discreta
A pesar de su éxito y la adoración pública, Smith siempre fue una persona reservada. Prefirió mantenerse fuera del foco de atención mediática cuando no estaba trabajando, algo que logró incluso cuando interpretaba personajes icónicos. Fue una mujer de pocas entrevistas y rara vez habló de su vida personal, aunque se sabe que fue madre de dos hijos, ambos actores: Toby Stephens y Chris Larkin
Durante sus últimos años, Smith mantuvo su privacidad, enfrentando en silencio problemas de salud que la afectaron, incluida una batalla contra el cáncer de mama a principios de la década de 2000. Sin embargo, siguió trabajando con regularidad, demostrando su compromiso inquebrantable con la actuación hasta sus últimos años.
Reacciones a su muerte
La noticia de su fallecimiento ha provocado una oleada de tributos de figuras de la industria del entretenimiento y del público en general. Actores, directores y colegas han expresado su admiración por su talento, su ética de trabajo y su generosidad como intérprete. "Ha sido una inspiración para todos nosotros", comentó un director que trabajó con ella en varias producciones teatrales, "nadie tenía la elegancia y la precisión con las palabras que tenía Maggie".
Los seguidores de Harry Potter y Downton Abbey también han manifestado su pesar en las redes sociales, recordando las innumerables frases memorables de sus personajes y el impacto que tuvo en la cultura popular global.
Un legado inmortal
Con la muerte de Dame Maggie Smith, el mundo del espectáculo pierde a una de sus actrices más distinguidas y queridas, pero su legado, tanto en el teatro como en el cine y la televisión, perdurará. Fue una de esas raras actrices capaces de moverse con facilidad entre comedia y drama, teatro clásico y películas taquilleras, y su influencia se extiende a varias generaciones de actores que la admiraban y estudiaban su técnica.
En palabras de uno de sus compañeros de reparto: "El mundo es un lugar menos brillante sin Maggie. Pero su luz seguirá brillando en cada una de las películas y obras de teatro que dejó atrás".